Anécdotas de un Hombre Muerto

Recuerda Anexarme en Tus Pensamientos


De Nada Sirve Subsistir, Cuando Eres Hombre Muerto.


Aparentoso y Disfrazado era el sentimiento que en verdad corría por mi pensamiento, donde llegaba a encontrar miles de encrucijadas de las cuales ninguna terminaba.
Solo me Acompañaba el distante sabor de un té, unas cuantas historietas y mi vacía habitación, Inevitablemente mis palabras habían sido ignoradas, mis pasos habían sido borrados y no existían milagros que me hiciesen ser una persona normal de nuevo.
Hacia las Doce del día mis últimos alientos desconsiderados fueron exhalados, una taza de café caliente seguía sobre el mueble, el humo que sorpresivamente Salía de mi boca no era por el frio que sentía, era por un tenue cigarrillo.
Así sucedió, tome aquella vieja arma de entre las cajas, Cargue Dos balas y me fui decidido a cometer lo imperdonable, tomar la salida fácil del camino de la vida, después de todo me seguía sintiendo vacio, pues a cada paso por las avenidas de la ciudad, caminaba como si nadie me mirara, el atardecer solo alejo mas mi partida pues sobre las noches no había manera de llegar a un lugar donde pudiese ser el colmo de terminar mi vida.
Cobardemente Regrese a casa, sin decidir por completo que haría en realidad con esto, no podría contenerme de darme un disparo y no podría seguir viviendo así.
No Había palabras de nadie que pudiesen convencerme, mi departamento se encontraba vacío y nadie tocaba la puerta para saludar, me sentía impotente, desalentado e irreverentemente Inútil.
Por fin me había decidido al cien por ciento de mi decisión, pero aun así camine desde el día hasta la noche para encontrar un camino hacia el lugar, de nuevo mi cobardía había sido la que me detuviese un día más.
La Maldita voz de mi pensamiento, golpeaba con más fuerza mis tímpanos, así que corrí hasta llegar a casa por una vez y por todas.
Para mi sorpresa, mi departamento había sido vaciado, con un anuncio de desalojo en la puerta, decidí pasar la última noche ahí, me decidiría por completo la siguiente noche.
Antes de Tomar La Última vuelta, camine sin rumbo alguno, dirigiéndome hacia el campo fuera de la ciudad, los últimos pasos recorridos fueron hechos en el panteón Municipal.
Que Más Pudiese Hacer un Hombre Suicida, Con Un Arma y Dos Balas Por si Llegara a Pasar un Tiro impreciso.
Caminaba Entre Las Lapidas, No Había Rastro Alguno de Lo Que Significaba El Motivo de Vivir, En Mi Cintura Fajada Una Pistola, Para terminar Aquí de Una vez Por Todas. 
Sin Darme Cuenta Que Mi Tiro Impreciso Me Llevaría a Caer Sobre Mi Misma Lapida.
Una Excelente Elección Para Un Hombre Abandonado, Solo, Decepcionado, en pocas Palabras Un Hombre Suicida.
Era Manera perfecta de Salir de Este viejo mundo.
Desperté de Nuevo, No vi Ningún rastro de sangre pero tope mi cabeza con la lapida en la que había caído, una excelente ironía.
Debí Haberme Dado cuenta quien era, que pasaba por aquí.
Debí saber Que era Un Hombre Muerto.

Una Taza de Café y Un Cigarrillo Humeando Han Indicado La Despedida de Un Ser, Sin darse cuenta que su camino debía seguir, apegado a la tierra que tanto lo hizo sufrir, me puso a reflexionar; Es De Verdad Que ya Quiero Partir?.

Respira Hondo, Da tres Pasos y Tira del Gatillo.
Si No Estás Muerto Aun.

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