Un dios para cada quien.

 Qué somos mas que un cuerpo vacío, de carne y sangre esperando ser llenado, por la inexistente creencia de un falso profeta, de un dios al que no podemos ver, ni sentir, solo adorar, porque así ha funcionado el ser humano durante siglos, la falta de fé puede volvernos locos, el no creer solo nos volverá a dejar vacíos, así como empezamos, como cuerpos andantes en busca de respuestas, aun que hay respuestas que jamás serán dadas, hasta donde hemos llegado con tal de defender nuestra fé, han habido genocidios en el proceso, mas que simples y mundanos personajes disfrazados de profetas, cada uno de nosotros tenemos un universo en la cabeza, y dentro de cada universo se crea un vacío que se llena con las creencias, a excepción de mi, Yo soy mi dios per se, por qué ya he descubierto tantas cosas. Ya visite el cielo cientas de veces, y un par de veces el infierno. He salvado algunas vidas y he perdido algunas en mis brazos.

Ya me gane el cielo pero también tengo un pase directo al infierno.
Tengo más defectos que virtudes aunque una de esas virtudes sea que los demás se fijen poco en mis defectos.
No tengo bien definido el concepto de bien y mal. Aunque a veces hago más bienes que males.
No creo en nada y a la vez en todo. Suelo echarme en el techo de casa a ver las estrellas por la noche y cuestionó cosas que no deberían cuestionarse.
Porque para mí (y mis perros) Yo soy el principio y el fin, el alfa y el Omega. Soy un maldito egocéntrico narcisista, que extrañamente siempre pone a los demás primero a que a él.
Pero bueno, En fin. 



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